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lunes, 24 de noviembre de 2008

Desesperanza

Nunca me iré de tu vida
ni tú de mi corazón,
aunque por otros caminos
nos lleve el destino
qué importa a los dos.
Te llevo dentro del alma
como un tatuaje de sol
y entre mis venas
palpita la llama encendida
de tu corazón.
En una noche callada
te fuiste y no has vuelto,
mi vida entera te llama
y anhela tus besos... míos.
Es que tú acaso no escuchas
mi grito doliente
la voz de mi alma
que llora tu amor.
Y te pide que vuelvas
con tus labios ardientes
y tu alma encendida
a volverme la vida
que un día te llevaste con mi corazón

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